El CENAC para cultura

Monday, June 12, 2006

POR QUÉ NO INVERTIR EN CULTURA

Rubén Pagura (Actor de teatro)

Me divertí mucho leyendo el artículo para Espacios de Rodrigo Soto "Diálogo de sordos", a pesar de su fondo trágico. Parece estar claro: a nuestros polí­ticos no les interesa la cultura. Voy a tratar de ahondar en esta afirmación, aunque no tenga el ingenio y el humor de nuestro amigo Rodrigo. Entonces: A los polí­ticos no les interesa la cultura. Sin embargo, cuando llegué a Costa Rica en 1970, la cultura ocupaba un lugar importante en la política nacional. Estaba en el gobierno Don Pepe Figueres, que con la famosa frase "¿Para qué tractores sin violines?" respondía a los argumentos de los que querían un cambio de rumbo en las políticas económicas del país.
Ya en mi adolescen­cia había oído hablar de Costa Rica al director de mi colegio, en Argentina, que después de asistir a un Congreso Internacional de Educación aquí, llegó a con­tarnos que en Costa Rica había "más maestros que sol­dados". Esa década de los 70, en la que yo llegué y tuve el privilegio de formarme como artista, fue realmente una década de oro para la cultura tica, alimentada no sólo con clarísimas políticas estatales, sino también con el aporte de artistas de otros países del sur que llegaron a refugiarse de las dictaduras en este remanso de paz y cultura. Un estudio reciente de la Organización Panamericana de la Salud describe claramente el pro­ceso que permitió llegar a este desarrollo: "En el perí­odo 1940-44, el movimiento social cristiano y la izquierda impulsaron la promulgación de la Ley de Garantías Sociales, que apoyó el entonces Presidente de la República Rafael Angel Calderón Guardia, lo que propició que los gremios de obreros y artesanos surgie­ran como elementos importantes del modelo de desa­rrollo económico del país. Después de la guerra civil de 1948, se gesta el movimiento social demócrata, el cual estimula la agroindustria de mediana complejidad y de ese modo, se implanta un modelo de desarrollo econó­mico basado en un sistema productiva diversificado, que satisface las necesidades de bienes y servicios de la población. Ese modelo - y yo agrego: "y la abolición del ejército" - permite al Estado asignar importantes fon­dos a la educación, la cultura, la salud y otros elemen­tos de bienestar social, con lo que Costa Rica logra un importante desarrollo social en el contexto latinoame­ricano... (Organización Panamericana de la Salud: "Estrategia de Cooperación con Costa Rica" - Noviembre 2004)
¿Qué pasó en Costa Rica en estos últimos 30 años que hizo que el panorama haya cambiado tanto? Sigue diciendo el estudio de la OPS: "Sin embargo, la crisis de principios de los años ochenta reveló que Costa Rica tenía limitaciones y contradicciones en su modelo de desarrollo económico... La deuda acumulada y el pro­ceso inflacionario propiciaron que en 1982 surgieran programas de emergencia financiados principalmente por Estados Unidos, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Cabe mencionar sin embargo que a cambio de dicha ayuda los Estados Unidos utilizaron a Costa Rica y en general a Centroamérica, como parte de su lucha ideológica conocida como "guerra fría". El apoyo financiero que recibió Costa Rica estuvo condicionado, como en otros países, a la creación de un nuevo modelo de desarrollo económico de tipo neoliberal, imponiéndose al país requisitos tales como el reordenamiento fiscal, la res­tricción del gasto estatal y la privatización, los cuales provenían del llamado "consenso de Washington". El proceso de desarrollo de ese modelo neoliberal aún no concluye, se extiende durante los años noventa y se prolonga hasta la actualidad, influyendo en importantes decisiones del Estado como en la negociación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, con la eliminación del proteccionismo, la apertura del mercado, la eliminación de la fijación de precios y de las tasas de interés, así como la reforma del sector financiero..."
Este nuevo modelo trae consigo graves recortes en educación, cultura y servicios sociales en general, los que padecimos a principios de los 80 con la elimina­ción de los programas nacionales de promoción teatral y el elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, por citar dos ejemplos de nuestro campo, el teatro. Estos recortes causan un grave daño a la cultura nacio­nal. ¿Será que a alguien le interesa mantenemos incul­tos e ignorantes?
Sobre por qué es peligrosa la cultura
"Yo no sé muchas cosas en verdad.Digo tán sólo lo que he visto. Y he visto:que la cuna del hombre la mecen con cuentos... que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos...que el llanto del hombre lo taponan con cuentos... que los huesos del hombre los entierran con cuen­tos...y que el miedo del hombre...ha inventado todos los cuentos."(León Felipe: "Ya me sé todos los cuentos")
La educación y la cultura son fundamentales para el desarrollo cualitativo de un pueblo. Las transformaciones negativas, la corrupción, la mentira, el robo, se justifican y se han justificado siempre con "cuentos" (propaganda, promesas de campaña, etc.) Este tipo de ' cuentos pueden seducir a un pueblo de bajo nivel cul­tural y desinformado. Un pueblo educado y culto no es ' fácil de engañar con cuentos (vengan de la derecha o de la izquierda), es exigente y crítico. Una población igno­rante sólo es útil a las mafias de cuello blanco que han ' tomado el poder político en muchos de nuestros países ' en el último siglo. Para ellos, la educación y la cultura (verdaderas, no de apariencia) son realmentepeligrosas. ¿Recuerdan al General falangista Millán Astray durante la guerra civil española, diciendo: "Cuando me hablan de cultura, saco la pistola"? Este mismo sinies­tro personaje dijo desafiante (frente a Don Miguel de Unamuno, en ese entonces Rector de la Universidad de Salamanca): "¡Mueran los intelectuales! ¡Viva la muer­te!". ¿Y recuerdan el asesinato de Víctor Jara y la reclu­sión "voluntaria" de Pablo Neruda en Isla Negra bajo la dictadura de Pinochet en Chile? Alguien podrá pensar que es exagerado comparar nuestra democracia con regímenes dictatoriales. Sin embargo, nuestro recién ' electo presidente amenazó durante la campaña con una ' "dictadura en democracia" (lo cual no es nada raro, en América tenemos buenos ejemplos, y no precisamente el de Chávez en Venezuela).
No seremos ingenuos: como parte de su estrategia de imposición del modelo neoliberal, el imperio nece­sita controlar la cultura (y sus aliados locales, por cui­dar las relaciones con el imperio, deben ejercer ese control a nivel local). Un pueblo culto y medianamente informado no se traga sus cuentos. Viviane Forrester, analista francesa y ensayista del diario Le Monde, dice: "Anestesiar para mejor convencer, cubrir con paciencia y persistencia el espacio mental. y por esta vía todo el espacio, con una ola de propaganda permanente, desen­frenada, son métodos propios de prácticas seculares, pero que jamás alcanzaron la envergadura y la genera­lización actuales. Negarse a ser engañados y declarar­lo, revelar la impostura y rechazar la complicidad son tareas ingratas pero fundamentales, insuficientes pero "indispensables para quienes pretenden liberarse de las artimañas neoliberales; es inútil querer resolver algo. antes de realizarlas..." (Viviane Forrester: "Una extraña dictadura" - Buenos Aires - Fondo de Cultura Económica - 2000)
Negarse a ser engañados, revelar la impostura y `rechazar la complicidad: menudo desafío para los actores culturales de nuestros días que pretendan defender este espacio imprescindible para el crecimiento digno de nuestros pueblos.

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