El CENAC para cultura

Friday, June 23, 2006

Zapotistas y encapuchados

Helio Gallardo
Profesor UCR
Tomado de Semanario Universidad

La porfía de los hermanos Arias para trasladar su casa presidencial al CENAC, psico-soma neoligárquico en opinión de los arquitectos, para estructurar desde allí un Centro Cívico, ha gestado la aparición de pequeños, aunque a ratos energuménicos, grupos re-beldes que amenazan transformar el tránsito en guerra de baja intensidad en la que, co-mo recuerdan los centroamericanos, todo se vale.
Entre los grupos más férvidos, quizás porque defienden raíces, se encuentran los zapo-tistas (no confundir con zapatistas) liderados por la subteniente Mayela. Los zapotistas alegan que en lugar de llevarse la presidencial a San José, los susodichos hermanos de-ben traerse la Asamblea, Tribunal Supremo de Elecciones y Casa Amarilla a Zapote, pri-mero "porque aquí hay espacio para cualquier cosa". Segundo, porque el Tribuno Supre-mo, dado su perfil, quedaría regiamente ubicado en los cuartos Rosiman, al norte de la actual Casa Presidencial, en donde se le habilitaría incluso una pieza con baño propio (sin regadera, eso sí, por lo que el inquilino debe llegar bañado).
Los zapotistas chasquean la lengua como prueba del vigor de su propuesta enfatizando que el Dream Place para la Asamblea está en el redondel de Zapote y aledaños. Es el lugar de las fiestas decembriles con las que la Municipalidad de San José destruye sus superávit. Diputados y asesores funcionarían bajo toldos desmontables por si no trabajan. La eficacia de las letrinas portátiles está probada, insisten, y los vecinos ofrecerían todo tipo de refrigerios a respetables y respetablas. El grupo ya adquirió una estatua Lego donde se ve al toro Federico asestándole 12.837 cornadas a un proyecto de ley que le causó ira. "Delirio de efigie", claman los zapotistas. Los zapotistas han negociado el cambio de nombre, aunque no la función, de los mote-les emplazados hacia el noreste de la Casa Presidencial. La Fuente se llamaría "Pacto de los hijos de los caudillos". El Paraíso, "Filóloga de los novecientos mil dólares". Camino Nuevo, "El Sala Cuartazo" (algunos sin embargo lo estiman impropio y desean consultar la jurisprudencia con los libertarios). Otro grupo, más clandestino, Los Capuchados, formado por diputados de las fracciones que han sido más de una vez miembros del Directorio, adversa el proyecto arista con una mezcla de ira y celo que podría liquidar instituciones. Se presentan embozados "para elu-dir represalias de empresarios y políticos interesados en desnaturalizar el país". Su tesis es que si los Arias instalan sus realezas en el CENAC crearían un espacio con mayor ca-pacidad de convocatoria para ratas, cucarachas y pestilencias que hoy saturan el edificio parlamentario. "Los diputados no podemos vivir sin la interpelación constante de ratas y cucarachas", acusan, enfebrecidos. "Los brothers no van a quitarnos nuestra naturaleza". Juran resistir en cada esquina hasta la última sabandija. Zapotistas y capuchados han venido buscando puntos de coincidencia. Los últimos, por ejemplo, aceptan el redondel de Zapote siempre y cuando les aseguren una dotación permanente y masiva de gusarapos.

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